El piso sin tabiques

Percival sigue bien camaradas, parece ser que ha encontrado una lémur de Antananarivo con la que copula con demasiada frecuencia, más parece ya un mandril que un lémur. Por lo que me ha dicho vive en la ciuad y estudia en su misma facultad, pero la conoció en una fiesta lémur en la que corría el alcohol y las larvas, se despiojan y se aman, que bonito mi Percival in love.


Estos de la foto son sus nuevos amigos allá en su aventura en Madagascar. Me cuenta Percival que son leales y dadivosos. Uno de ellos, es un lémur propiedad de un soviético fabricante de Lada trabants, adoro ese coche, el otro es un lémur belga de buena familia y de mucho toque y que pirra a las lémures con sus ojos anaranjados de profundidad abismal y el último es un pequeño australiano emigrante y aficionado a vagar por el mundo.

Odio el Oh lala y el Loft pero más lo hago sereno y sin confianza ni economia para tajarme cual mascota monesca. No sé bailar, o al menos no al estilo perreo, solo sé moverme epilepticamente y agitando el pelo que me queda después de mis autotrasquiladas. La música y la gente son de un nivel similar, un día montaré un local que sea e ese estilo y lo llamaré el coño de la bernarda, porque cualquier imbécil podrá entrar.

Los fines de semana siguen siendo muy largos no entiendo como haré cuando estudio y trabajo vuelvan a coartarme, y el insomnio me va a matar en una de estas, bueno eso y los gritos matutinos de la Dolores, joder en Orense viven con otro timbre de voz, las temperaturas extremas acaban con sus timpanos.

Es sancionable que Vitas no halla publicado nada unpoquitodeNitro debuto hace poco con gran elocuencia y calidad en la elección del tema, las licorca partys son lo mejor que tiene este agujero llamado Galicia, eso, la operación nécora y los pirómanos son nuestro sello, prefiero eso al analfabetismo y el flamenco.

Y poco más he deciros queridos tovarich, no, no y no, mis huevos son perfectamente normales y la poronga la tengo resultona, no me gusta tantear bultos y las cajas fofas prefiero verlas a comerlas.

Un saludo desde Altamira, siempre vuestro peruano menopausico